miércoles, 19 de octubre de 2016

Ayuda de los demás

Es curioso, que mi profesión y vocación siempre haya sido de ayuda a los demás, y en esta situación te conviertas en una persona totalmente dependiente de la ayuda de los demás.  

Los primeros días fueron ángeles de la guarda, los que me vistieron, me desvistieron, me prepararon la comida, todo con un amor increíble.  Y no se me va a olvidar en la vida. Pero cada movimiento mio era una sacudida de dolor y aquí te vuelves vulnerable sí o sí. Después ya llegó mi madre, que ha sido Dios en este caso.

Lo mejor de este caso es que los pies los he podido seguir usando, y los paseos sola y acompañada me han ayudado a reamueblar la cabeza y asumir que sí,  que necesitaba ayuda, para vestirme, alimentarme (cortar un filete tiene lo suyo a una mano), lavarme... Colocarme cojines en la cama para que no se me moviera el brazo, colocarme el cabestrillo una y otra vez, abrocharme las zapatillas, cuidar de mis hijas bajo mi tutela...


Y poco a poco el dolor va cediendo, y la ayuda va siendo menos necesaria, y voy recuperando esa independencia mía tan anhelada. Simplemente ya puedo cuidarme de mi misma, sigo necesitando la ayuda de los demás para poder cuidar a mis hijas, estoy recuperando mi capacidad de caminar sin cansarme (montañas a mí...) y sigue la ayuda moral...
La de pasito a pasito,  la de agárrate fuerte a mí, los besos dados en mi desolación, los abrazos de Mayte dados desde el cariño mas profundo (cásate conmigo), las palabras que quitan importancia a mis agobios, la de vamos a hacer planes para que no estés sola, el no tengas miedo...
Las frases de lo estás haciendo muy bien Aurora, los cómo estás,  las visitas, las llamadas, los lo dejo todo para estar a tu lado.

Pero sobre todo mi madre... NO hay palabras, cada milímetro osificado se lo debo a ella, que está sabiendo leerme muy bien, que al principio fue una prolongación de mi ser y cada vez que la he pedido déjame a mí, ha entendido que no hay mejor manera de ayudarme que dándome libertad para hacerlo. Que ha respetado que no me tomara medicación, que me metiera en la cama con mis hijas, que necesitaba la intimidad para intentar vestirme sola y que cuando un sujetador se me atraganta viene a mi rescate y en cada paso que he dado en esta recuperación la he oído decir otro pasito que has dado.

Quizás es más fácil pedir ayuda para todo... Pero yo pido ayuda cuando no puedo más... Y no puedo estar más que agradecida por la ayuda de los demás porque en muchas muchas ocasiones ha venido sin petición previa.

Dios que dolor...



Cuando eres profesional de la salud has sufrido o podido sufrir algunos de los dolores a los que se han enfrentado tus pacientes. En mi caso alguna tendinitis, algún esguince fuerte y poco más. 
Cuando he tenido a alguien en la camilla llorando de dolor siempre le he pedido que aguantara un poco más, pero no suelo ser una Fisioterapeuta cafre, que también los hay, y suelo dar tiempos a los pacientes. Hoy en día más tiempo porque son niños y toca un poco mi vena maternal.
Pero claro, ¿cómo medir el dolor? Yo ya tengo mi escala hecha. He parido sin epidural y para mí había sido el dolor mas intenso de mi vida, también el mas bonito por la recompensa. Pero este dolor ha sido el más fuerte al que me he enfrentado en mi vida, sin recompensa.

Seguimos con las necesidades de cada uno, y la personalidad de cada uno y sí, soy una bruta... Y salvo los 3 primeros días me he enfrentado a esto sin prácticamente analgesia, ya hablaremos algún día de los antiinflamatorios.

Cuando eres un culo inquieto quieres moverte, entrar, salir, vestirte... Reconozco que soy la peor paciente del mundo. Usar analgesia era darme alas para moverme, y esto hubiera ido a peor fijo porque me conozco. Así que he pasado esta fractura obligándome a sufrir un poco el dolor, reconocer porqué me dolía, saber cuáles eran los movimientos que me desplazaban el foco de fractura y enfadándome conmigo misma por hacer cosas que no debía. Otra vez lucha Fisioterapeuta-Paciente.

Pero esto duele y mucho, no vamos a negarlo. No ha habido día en el que no haya pensado este dolor se tiene que ir, o cuándo me va a dejar de doler porque en breve me toca subirme a la camilla. 

Ya veremos dónde se queda el ranking cuando llegue ese momento...